Cuando en el amor y en la guerra se dice que no hay reglas, no se piensa, en el dolor que puede causar, pues si los roles predeterminados se ponen en funcionamiento, es muy probable que también se ponga el corazón y entonces es cuando falla la matemática, y como siempre sale perdiendo quien mas pone en el intento, que como objeto causante suele ser la fémina, pues hombre inocente cae en redes traidoras de mujer fatal.
Todo el mundo, el que mas o el que menos, ha tenido en su vida algún que otro desengaño amoroso y que no hay verdad mas tajante que hechos son amores y no buenas razones, la palabrería sin duda se vende muy barata, pero el demostrarlo es otra cosa bien distinta, los hombres quieren tenerlo todo, una familia, buena reputación, amistades, pero siempre comportándose como un machote fuera de casa, llevando su promiscuidad a términos incalificables con mujeres que ante la sociedad suelen ser marginadas por su actuación lasciva ante un hombre comprometido, mientras que él, deja al descubierto su gran hombría.
No obstante, por mucho que se escriba o se hable o se dialogue, todo termina volviendo a su ser, es el pez que se muerde la cola sin mas, intentar cambiar las cosas es símbolo de inocencia, ignorancia y estupidez, calificaciones muy acusadas en muchas mujeres frente a cientos de "te quiero" volátiles en boca de cuatro desalmados que no pretenden mas que saciar sus voraces instintos sin importarles lo que la palabra amor conlleva en sí misma.
No es una opinión meramente feminista lo que se pretende aportar aquí, es lo que escuchamos a diario, lo que vemos, el hombre casi siempre gana, la mujer pierde. En los últimos tiempos hemos querido equilibrar el papel del hombre y la mujer, algo física y psíquicamente imposible, pues aunque algunos casos sean excepcionales, los sentimientos en ambos casos son totalmente dispares y desequilibrados, mientras que el hombre da amor para conseguir cama, la mujer da cama para conseguir amor, es así de simple y eso no va a transformarlo por desgracia el siglo XXI.
Los sentimientos que provocan el amor se canalizan de manera diferente en ambos sexos, pero lo que es bastante incoherente, son las exigencias impuestas a unos y otros, mujer: pareja fiel, esposa y madre a la vez, hombre: pareja descaradamente infiel (papel normal en el hombre ante la sociedad) ni esposo, ni padre, ni nada de nada que se le parezca, todo basura, y entre tanto trajín que parece de telenovela pero que es de lo mas real, siempre cae alguna que otra incauta, en las que despertarán sentimientos que ellos jamás entenderán por muy prolífera que sea su vida en el planeta.
No suele haber distinción entre alimañas, como fieras, devoran todo lo que se les pone en su camino, y si está podrido como ellos, mejor que mejor, su genético instinto no obedece a otra cosa que a la avidez materialista de destruir todo lo que es bello y maravilloso hasta lograr el punto álgido de su intentona, sin pensar, sin sentir, y lo peor de todo, sin amar.
Pero como especie típicamente rara en el universo, las mujeres en sentido global somos un poco masoquistas, no podemos vivir con ellos pero sin ellos tampoco, nos castigamos soportándolos de una manera plausible y no hacemos nada por remediarlo, aunque todavía queda lo mas grave, porque después de todo, al final de cuentas, en muchas ocasiones acabamos amándolos.
Lo cierto, es que se duchan, se afeitan, se peinan, y luego como si sufrieran un colapso mental, se creen los reyes del mundo, empezando a bullir en sus penúmbricas mentes las ideas de siempre, porque después de todo carecen de la suficiente imaginación e inteligencia como para llevar una vida ligeramente interesante.
"EL HOMBRE QUE NO HA AMADO APASIONADAMENTE,
IGNORA LA MITAD MAS BELLA DE LA VIDA."
(Stendhal)
Cynthia