Este era el amplio título que aparecía en un buen montón de panfletos que pude encontrar hace ya algunos años sobre la mesa de una librería esotérica ubicada en el centro de Madrid.
Me invitaba a utilizar el poder de la mente para controlar las emociones, para cambiar aspectos de mi entorno. La verdad es que aquello me resultaba de lo mas sugerente. Cabe hacer referencia a que por aquel entonces yo era un apasionado de las ciencias estéricas, de las filosofías orientales, de la ufología y de tantos otros temas oculistas. En definitiva, yo era uno de tantos que forman el nuevo concepto pseudoespiritual conocido como Nueva Era. Durante algún tiempo había tenido contacto con diversas sectas y órdenes esotéricas, algunas de las cuales afirmaban estar en contacto directo con extraterrestres, ángeles, maestros, ascendidos, huestes celestiales, gurús orientales, etc.
Mi único interés se centraba en la desesperada búsqueda de la verdad. Una verdad que se me antojaba oculta, escondida, solos alcanzable por unos pocos. Una verdad que debía de estar adormecida en los umbrales del tiempo, en las propias manos de Dios. Aunque mi tiempo, en las propias manos de Dios. Aunque mi concepto de Dios en aquel entonces estaba claramente influenciado por las filosofías orientales, y por mitologías de diversas sociedades y sectas esotéricas.
Después de asistir a algunos seminarios sobre El Control Mental, el tema me entusiasmó aún más. Según el maestro, no sólo me ayudaría a conocerme mejor interiormente y a desarrollar todo lo que yo pensaba que Dios había puesto dentro de mí mismo, sino incluso me podría poner en sintonía con seres espirituales del mundo que no llegamos a percibir con nuestros sentidos naturales.
Poco a poco, puede ver como cada día dependía más y más de estas prácticas, que se habían convertido para mí en toda una disciplina que debía realizar diariamente, incluso antes de salir de casa a cualquier sitio.
A la vez, cada paso que daba en mi búsqueda personal me llevaba continuamente a una profunda frustración y desencanto, que me condujo a una profunda crisis espiritual sobre mis creencias y la identidad de Dios. Finalmente, una noche en la que me encontraba es especialmente desesperado, clamé a Dios pidiéndole que me mostrase la Verdad; y él me respondió. Al día siguiente, Dios hizo posible que un viejo amigo me hablara del propósito de la venida de Jesucristo a este mundo y de la realidad de la salvación en Él. Entonces comprendí que solo en Jesús podía tener comunión con Dios, pues Él es el único camino dado a los hombres para vida eterna. Como la salvación es un don de Dios que podemos recibir con tan sólo poner nuestra vida en su Hijo, pude ver que mis esfuerzos anteriores nunca me habrían acercado a Dios, por cuanto estaban fundados en mí mismo.
Esto fue el comienzo de una profunda transformación en mi se que me ha llevado a una nueva vida llena de gozo de la mano de mi Creador. Como dice la Biblia: <<...pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá, porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.>>
Por: Rafael Prieto Delgado.
¿NUEVA ERA O ANTIGUO ENGAÑO?
¿Te fascinan los horóscopos y el tarot? A lo mejor buscas conocer el futuro a través de médium o por otras fuentes ocultas. O quizás, un amigo te haya dejado intrigado con sus "revelaciones psíquicas", recibidas por medio de la meditación oriental o la hipnosis.
La verdad es que mucha gente no se entera de que, al divertirse con tales experiencias, abren la puerta a las engañosas y peligrosas influencias de la Nueva Era.
¿Qué es exactamente la Nueva Era? A primera vista sus metas parecen de lo más admirable: llevar paz, amor y seguridad a toda "la familia global" por medio de "un nuevo orden", administrado por un benigno gobierno mundial.
A la vez, sus millones de partidarios buscan tejer un vasto mosaico de creencias y filosofías, una armonía espiritual mundial a través de una red de miles de sectas, organizaciones y creencias, incluidas: la astrología, el espiritismo, el hinduismo, la ufología, el ambientalismo extremo (como el que da culto a la tierra), la brujería, el misticismo oriental, la hipnosis, los libros oculistas y mucho más.
Pero los buenos motivos y las metas altruistas en sí mismas nunca son prueba decisiva de la verdad espiritual. Las falsificaciones siempre se parecen a lo verdadero.
La Biblia
prohibe
cualquier manera de adivinación oculta (Deuteronomio 18:10-14).
Además, el Nuevo Testamento advierte, <<Mirad
que nadie os engañe por medio de filosofías y vanas
sutilezas...>>
(Colosenses 2:8).
Sin embargo
las
palabras de Jesús son: << Yo
soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por
mí>>
(Juan 14:6). Sólo Él nos
ofrece
paz verdadera, amor, perdón del pecado y seguridad eterna. El se
interesa por ti, te conoce y te ama.
Publicado con el
permiso
de WEC internacional de España.
para saber más:
-- --
si quieres recibir en tu correo aportes de articulos cristianos, cristianismo primitivo, o
parecidos a este. suscribete al boletin EL CAMINO DE LA VIDA entra en: http://elistas.egrupos.net/lista/yanali9/alta